domingo, 1 de marzo de 2015

Vamos a un lugar tranquilo a conversar y a tratar de ponernos de acuerdo


Siempre se repite la misma historia, siempre repitiendo los mismo patrones,
Las mujeres tenemos una gran tendencia a renunciar a nuestras vidas cuando nos enamoramos. Da igual lo mucho que nos hayan decepcionado antes, las mil promesas que nos hayamos hecho de no volver a sufrir... las mil reglas marcados frente a sentimientos y emociones...
No importan las horas y horas de charlas con amigas o frente al espejo... Un día decidimos arriesgarnos de nuevo y volver a dejarnos llevar; y sin darnos cuenta, estamos dando el pistoletazo de salida al principio de nuestro fin.
Todo nuestro mundo empieza a girar alrededor de esa persona, dejamos en un segundo plano nuestra vida, nuestros intereses... Comenzamos a adaptarnos a horarios y necesidades de otra persona y sin darnos cuenta; vamos renunciando a nosotras mismas.
Cuándo centras toda tu vida en otra persona, si esa persona no corresponde en igual medida (que es lo más probable), pronto llegarán las decepciones.
Aunque les culpemos, la verdad es que la culpa de nuestra decepción es exclusivamente nuestra, que hemos decidido renunciar a nosotras mismas por centrarnos en otra persona. Reconozcámoslo... es un gran error; y no podemos y mucho menos debemos obligar, a otras personas a hacerlo mismo.
En 1 minuto, se van desmoronando todos esos castillos que te habías montado en el aire, que habías construido en 2 días, se caen sueños, se desvanecen ilusiones... Ha llegado la primera decepción. Y no nos han decepcionado, nos hemos decepcionado a nosotras mismas, nos hemos vuelto a sabotear sin darnos ni cuenta.
Echas la vista atrás, recuerdas todos tus pasos, recompones tus ideales y te das cuenta de que se te ha "ido la olla demasiado". Te das cuenta de que si duele, es que algo no ha estado bien. Te castigas por haberte permitido la temeridad de haber renunciado a tu vida. Eres tú, no él. Es el momento de echar el freno, tomar aire, respirar hondo y preguntarte de a que punto has llegado, de a donde va todo esto; si es que va a alguna parte.
¿Que nos pasa?, ¿por qué repetimos siempre los mismo patrones?, ¿no nos ha quedado lo suficiente mente claro que esto no funciona así?.
Al siguiente minuto volvemos a sentir pánico, a desconfiar, nos martirizamos, "despotricamos", nos "encabronamos", nos ponemos en lo peor, lloramos, pataleamos...
PARA UN MOMENTO CHICA!!
ECHA EL FRENO!
Todo tiene solución, es algo tan simple como eso.
ECHA EL FRENO!!
Respira hondo, serénate, se te ha ido la olla pero ya está. Es el momento de solucionarlo.
Vamos a pararnos, reposar, recordar reglas, reestablecer ideales, recomponer normas. Vamos a centrarnos en lo que es bueno para nosotras mismas, en lo que no nos hace daño. Centra te exclusivamente en lo que te ha hecho feliz, en tu felicidad como persona, en los logros de los últimos tiempos, en tu autoestima. Vamos a tomar las riendas de nuestra vida de nuevo, centrarnos en nosotras mismas, recordar y no olvidar nunca que somos la persona más importante de nuestra vida. Vamos a querernos y mimarnos mucho, y a recordar cuan importante somos.
Recuperemos nuestros sueños e ilusiones propias, el punto al que habíamos llegado. Vamos a dejar de renunciar a nuestra vida que es nuestra y es una... aquí no hay segundas oportunidades; o vivimos ahora o mañana quizás sea demasiado tarde. Y vamos a vivirla lo mejor que podamos, sin arrepentirnos mañana de todo que aquello que podíamos haber hecho y no hicimos.
Está bien querer compartir nuestra vida con otra persona, claro que es genial.  Es muy bonito enamorarse y sentirse amada. Es genial tener sueños en común con la persona que quieres... pero si todo ello implica que estés renunciando a tu propia vida...  no tiene sentido, no es bueno.
Lo sé, es muy complicado; pero hay que lograr encontrar el equilibro.
Lo sé, no es fácil; en absoluto, nadie dijo que lo fuera... pero es totalmente necesario.
Lo sé, siempre se repite la misma historia; pero lo importante es que aprendamos a parar un minuto, respirar, serenarnos; y ver si el lugar en el que estamos, nos llevará al lugar en el que queremos estar mañana.
Aprendamos a no renunciar a nuestras vidas, solo a adaptar, equilibrar o hacer sitio a esa persona.
Lo importante no es, no cometer de nuevo los mismo errores; sino, saber darte cuenta en el momento y solucionarlo. Siempre se puede volver a empezar.
SE FELIZ, PERO TU, POR TI MISMA. Y recuerda que la persona que comparta tu vida, debe venir a SUMAR; no a sustituír. Si es así, entonces no merece la pena.



1 comentario:

  1. Hola, me gustaría poder suscribirme al newsletter, recibir datos, información, comentarios. Desde ya saludos a uds cordialmente.
    Carlos
    camanus@fibertel.com.ar

    ResponderEliminar